El aumento de adolescentes vinculados con hechos delictivos refleja una dinámica más violenta en Colima, donde autoridades reportan mayor presencia de menores armados y participando en delitos de alto riesgo. La incorporación temprana al crimen ha dejado de ser un caso aislado para convertirse en una constante visible en zonas urbanas.
Uno de los testimonios más reveladores es el de un joven que inició a los 15 años como “halcón”, vigilando a policías y recibiendo pago semanal por alertar movimientos oficiales. A los 16 fue detenido con un arma de fuego y permanece en el centro estatal para adolescentes. Relató que el dinero y la facilidad de operar sin ser revisado lo impulsaron a involucrarse.
A ello se suma un hecho reciente en Villa de Álvarez, donde dos menores de 15 años atacaron a balazos a policías municipales. Los agentes resultaron lesionados y el caso confirmó el avance de jóvenes en portación de armas, robos y actos violentos. Seguridad Pública municipal reconoce que su participación es cada vez más frecuente.
Especialistas advierten que Colima no es un caso aislado. Estados como Michoacán, Nuevo León y Zacatecas han reportado patrones similares, con adolescentes dedicados a narcomenudeo, cobro de cuotas y vigilancia para células criminales. La expansión del fenómeno preocupa por su velocidad y alcance territorial.
Organizaciones civiles vinculan este escenario con el consumo temprano de drogas y la falta de oportunidades laborales. Centros de rehabilitación advierten que quienes inician a edades tempranas tienen menor posibilidad de recuperación. Sin una intervención institucional robusta, las redes delictivas continúan reclutando menores que después enfrentan cargos como homicidio, secuestro o portación de armas.



You must be logged in to post a comment Login