Al considerar una amenaza el nuevo Puerto de Manzanillo, pescadores, salineros y ambientalistas de Cuyutlán exigen medidas de protección para la laguna y los manglares. Señalan que estos ecosistemas son fundamentales para la reproducción de especies y funcionan como barreras naturales frente a huracanes y ciclones, y advierten que el proyecto podría afectar de manera irreversible su biodiversidad y medios de vida.
Para visibilizar su rechazo, los habitantes se movilizaron hacia la Oficina de Representación de la Semarnat en Colima, donde entregaron un pliego de peticiones que incluye la creación de un consejo consultivo para el desarrollo sustentable, con participación de científicos, pescadores, salineros y representantes de la comunidad.
Humberto Retana, responsable de la oficina local de Semarnat, explicó que su ventanilla funciona únicamente como receptor de observaciones y que todas serán enviadas a la Ciudad de México para su análisis y resolución. Señaló además que la decisión final sobre el proyecto corresponde a la Secretaría de Marina, a través de la Dirección General de Impacto.
Durante el encuentro, una menor preguntó si la presidenta estaba involucrada en el proyecto y cuál era su finalidad. Retana aclaró que la obra busca el desarrollo del estado y que la decisión no corresponde a un funcionario específico, asegurando que las observaciones ciudadanas serán consideradas en la evaluación final.
Las consignas de los manifestantes, como “Cuyutlán, Cuyutlán, no te vamos a fallar” y “Señor, señora, no sea indiferente, se destruye la laguna en la cara de la gente”, reflejaron la preocupación de la comunidad y la determinación de permanecer vigilantes ante cualquier avance del proyecto.
Los inconformes insistieron en que la participación de la población local y la protección de los ecosistemas deben ser prioritarias antes de cualquier decisión que afecte el territorio, advirtiendo que podrían recurrir a medidas de presión si no se atienden sus demandas.
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