En Colima se han intensificado las inspecciones a engordadoras, rastros, centros de matanza y carnicerías, con el objetivo de garantizar que la carne que llega a los consumidores cumpla con normas de sanidad e inocuidad. La acción busca evitar el uso de químicos o aditivos prohibidos en los animales destinados al consumo.
La Subsecretaría de Desarrollo Rural del estado coordinó el trabajo con diversas instituciones, entre ellas Coespris, Sader, Senasica, el Laboratorio Estatal de Salud Pública y el Comité Estatal para el Fomento y Protección Pecuaria, para reforzar la supervisión de toda la cadena productiva de carne.
Durante la reunión se definieron procedimientos para identificar posibles riesgos sanitarios y brotes que puedan comprometer tanto la salud de los consumidores como la sanidad de los animales. Estas acciones permitirán un control más eficiente de los rastros y centros de matanza públicos y privados.
La coordinación interinstitucional también contempla el intercambio constante de información y la actualización de los registros de productores y establecimientos, lo que facilitará la inspección periódica y la aplicación de medidas preventivas de manera más rápida.
El Gobierno del Estado enfatizó que estas acciones buscan fortalecer la confianza de la población en los productos cárnicos locales, asegurando que cumplan con estándares de calidad y seguridad. Además, se pretende apoyar a los productores que trabajan de manera responsable y cumplen con la normativa vigente.
Con estas medidas, Colima apuesta a un control más estricto y sistemático de la producción de carne, garantizando que los alimentos que llegan a la mesa de los ciudadanos sean seguros y que la sanidad animal se mantenga bajo vigilancia constante.



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