Puerto Nuevo Manzanillo avanza pese a no contar con autorización ambiental

Pese a no tener aún la aprobación de la Manifestación de Impacto Ambiental Regional (MIA-R), el Puerto Nuevo Manzanillo, en el Vaso II de la Laguna Cuyutlán, inició obras en enero, supervisadas por el gobierno de Colima. La Semar comenzó los trabajos antes de que la Semarnat evaluara los posibles impactos ambientales del megaproyecto.

El plan contempla la construcción de terminales privadas de Petrolíferos Porter y una terminal de almacenamiento de Pemex con capacidad para 3.7 millones de barriles de gasolina y diésel. La infraestructura permitirá que hasta cinco buques petroleros operen de manera simultánea en el puerto.

De acuerdo con la MIA-R, las labores de dragado, instalación de tablestacas y construcción de infraestructura portuaria podrían afectar manglares, vegetación hidrófila y ecosistemas costeros. También se identifican riesgos de explosión de ductos y escenarios de Fireball en terminales de Gas Natural Licuado.

La Semar asegura que implementará medidas para reducir los impactos ambientales, aunque los programas de mitigación y vigilancia aún no han sido presentados oficialmente. Esto genera inquietud sobre la efectividad de la protección a los ecosistemas afectados.

El proyecto se sustenta en decretos y acuerdos previos que habilitan el puerto, pero el inicio de obras antes de la autorización definitiva ha provocado cuestionamientos sobre el cumplimiento de la legislación ambiental vigente.

Organizaciones y expertos han expresado preocupación por los posibles daños a los ecosistemas y la biodiversidad de la Laguna de Cuyutlán, advirtiendo que las intervenciones podrían tener efectos duraderos si no se aplican medidas estrictas de mitigación.

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