Salineros de Cuyutlán exigieron que se garantice la protección del territorio donde opera la actividad salinera más antigua del estado, al considerar que proyectos externos podrían poner en riesgo su fuente de trabajo. La marcha realizada en Armería tuvo como eje ese llamado, reforzado por la participación de productores agrícolas que se sumaron en respaldo a la causa.
Desde el inicio del recorrido, se hizo énfasis en que la actividad salinera ha dado estabilidad económica por generaciones y hoy enfrenta incertidumbre ante propuestas como el llamado puerto seco. Los trabajadores señalaron que cualquier decisión fuera del consenso comunitario puede alterar el equilibrio ambiental que permite la producción de sal.
La caminata partió de La Tortuga hacia la cabecera municipal de Armería, donde las pancartas exigían garantías ambientales y freno a iniciativas que modifiquen el uso del suelo. Quienes participaron reiteraron que sin ecosistema sano, la cadena productiva que sostiene a la región se debilita.
Durante la movilización, se recordó que más de 600 personas dependen cada año de la zafra salinera, además de los 192 socios activos que integran la cooperativa. Según el sector, el riesgo no sólo es laboral, sino también cultural, pues la extracción de sal forma parte del patrimonio histórico de la costa colimense.
Ricardo Ávalos González, secretario de Vigilancia, advirtió que antes de aprobar cualquier intervención gubernamental deben evaluarse las afectaciones productivas y ambientales. Afirmó que quienes trabajan en las salinas requieren certidumbre y decisiones transparentes.
Los agricultores que acompañaron la marcha destacaron que lo que ocurre en Cuyutlán repercute en otras actividades rurales. Consideraron indispensable que las políticas de desarrollo contemplen el impacto ecológico para asegurar el sustento de comunidades enteras.



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