El dengue continúa representando un desafío importante para la salud pública en Colima, donde ya se han confirmado más de mil 370 casos este año. Entre ellos, más de 200 han sido clasificados como graves, un indicio preocupante del avance de esta enfermedad en la entidad.
La tasa de incidencia en la región es una de las más altas del país, superando los 170 casos por cada 100 mil habitantes. A pesar de que no se han reportado defunciones relacionadas con el virus, el incremento de contagios señala la persistencia de condiciones que favorecen la reproducción del mosquito transmisor.
Especialistas y autoridades coinciden en que la proliferación del Aedes aegypti se mantiene debido a factores ambientales y climáticos que no han sido suficientemente mitigados, lo que complica el control del brote. Las acciones de prevención, como la eliminación de criaderos, el mantenimiento de espacios limpios y el uso de repelentes, siguen siendo clave para contener el avance.
La Secretaría de Salud estatal insiste en la necesidad de que la población participe activamente en estas medidas, pues la colaboración ciudadana es esencial para romper el ciclo de transmisión y reducir los riesgos de contagio.
Este aumento en los casos de dengue refleja un problema recurrente en la región, que requiere no solo esfuerzos inmediatos sino también estrategias a largo plazo para mejorar la vigilancia epidemiológica y fortalecer la respuesta ante futuros brotes.
En un contexto nacional donde varios estados enfrentan retos similares, la situación en Colima subraya la importancia de una coordinación efectiva entre autoridades, sociedad civil y sectores privados para garantizar la salud pública y minimizar el impacto del dengue.
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