El cementerio municipal de Colima comienza a quedarse sin espacio para nuevas inhumaciones, situación que ha llevado a considerar el rescate de una sección olvidada del terreno como medida emergente.
La propuesta surgió desde el Sindicato de Trabajadores del Ayuntamiento, que identificó una franja al fondo del panteón cubierta de maleza, piedras y escombro, que podría destinarse a nuevas tumbas. Aunque la capacidad sería limitada —unas 25 si se usan gavetas individuales—, se plantea como una solución inmediata ante la falta de planificación a largo plazo.
La problemática no es nueva. Desde hace tiempo el panteón presenta signos de abandono en varias zonas, sumado a daños estructurales como una barda colapsada desde administraciones anteriores, la cual apenas será reconstruida. Vecinos de Villas de San Sebastián han señalado que la caída de ese muro incrementó la percepción de inseguridad en la zona.
Además del rescate de espacios, trabajadores del Ayuntamiento realizan jornadas de limpieza en áreas que fueron utilizadas como basureros clandestinos. En el sector conocido como “La Loma” se han retirado más de 60 toneladas de residuos en las últimas semanas.
Aunque las labores de limpieza avanzan, persisten las dudas sobre la viabilidad del cementerio en el mediano plazo. Mientras no se tomen decisiones de fondo para ampliar o construir un nuevo panteón, la ciudad seguirá dependiendo de soluciones temporales ante una crisis que ya se deja sentir.
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