A un año del incremento del 50% en la tarifa del transporte público en Colima —de 8 a 12 pesos— los usuarios siguen esperando las mejoras prometidas. Las condiciones de las unidades siguen siendo precarias, el servicio deficiente y el trato del personal, en muchos casos, poco amable.
El aumento se justificó con el compromiso de renovar camiones, respetar horarios y mejorar la atención, pero los ciudadanos afirman que prácticamente nada ha cambiado. “Uno que otro camión es nuevo, pero la mayoría están igual de viejos y maltratados”, señalan usuarios.
Entre las principales quejas están los recorridos incompletos: muchas rutas no entran a las colonias y dejan a los pasajeros caminando largos tramos para poder abordarlas. Después de las 8 de la noche, el servicio prácticamente desaparece de las calles.
Los problemas mecánicos persisten: timbres que no funcionan, asientos oxidados y unidades que, aseguran los pasajeros, ponen en riesgo su seguridad. “El director de transporte debería subirse a uno, para que vea cómo viajamos”, reclamó una usuaria.
La Subsecretaría de Movilidad y los concesionarios, hasta ahora, no han rendido cuentas claras sobre el destino del aumento tarifario. Los ciudadanos, por su parte, piden que las autoridades cumplan con lo prometido y no normalicen el abandono del sistema de transporte público.
You must be logged in to post a comment Login