Informalidad laboral persiste en Colima

A pesar de los esfuerzos institucionales para integrar a más negocios al sector formal, la informalidad laboral sigue consolidándose en Colima, según revelan los datos más recientes de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE), publicados en febrero de 2025.

Al cierre de 2024, el estado registraba 368 mil 200 personas ocupadas, de las cuales el 45.8% laboraban en condiciones de informalidad y el 17.8% en ocupaciones informales sin prestaciones, seguridad social ni vínculos con estructuras empresariales formales. Aunque el 70.1% de los trabajadores estaban bajo una relación subordinada y remunerada, ello no garantiza su incorporación plena al sector formal.

Especialistas advierten que, si bien muchos trabajadores optan por el comercio informal por cuestiones económicas o de flexibilidad, esto también implica la falta de prestaciones, protección laboral y acceso a servicios de salud. Además, el informalismo representa un desafío para la economía estatal, al restar ingresos fiscales y limitar el crecimiento estructurado de los negocios.

“Muchos prefieren un negocio informal porque no se pagan impuestos ni rentas, lo que representa una ventaja inmediata”, explicó uno de los analistas consultados. “Pero eso también los deja fuera de incentivos, programas de apoyo o financiamiento, que solo están disponibles para quienes están dentro del sistema formal”.

Un ejemplo claro de esta situación se vive en Villa de Álvarez, donde al cierre del año pasado se contabilizaron alrededor de 650 vendedores ambulantes y espacios en la vía pública. Desde el área de Licencias del municipio se busca fomentar la transición hacia la formalidad con acompañamiento y facilidades para tramitar permisos y regularizar los negocios.

“Durante nuestras visitas hemos detectado una alta cantidad de comercios en situación irregular”, indicó personal municipal. “Los estamos invitando a que se regularicen, ofreciéndoles condiciones accesibles para que cumplan con sus pagos y permisos”.

Sin embargo, reconocen que la informalidad también responde a dinámicas sociales y personales. Para algunos, tener un negocio informal implica mayor control sobre su tiempo y menos presión laboral. Por eso, los expertos coinciden en que se necesitan estrategias que incentiven la formalidad sin afectar la autonomía que muchos buscan al emprender fuera de los esquemas tradicionales.

La tarea no es sencilla, pero es clave para mejorar la calidad del empleo, aumentar la recaudación fiscal y fortalecer el tejido económico local.

 

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