Una serie de incidentes vehiculares dejó al descubierto la fragilidad de la autopista Colima-Manzanillo ante emergencias, luego de que tres accidentes consecutivos paralizaran gran parte de esta importante vía de comunicación.
Todo comenzó con la volcadura de un tráiler en las primeras horas del día, a la altura del puente El Caracol, en el ingreso a Cuyutlán. El vehículo pesado terminó cruzado sobre los dos sentidos de la autopista, lo que provocó la interrupción total del tránsito y dejó varados a decenas de conductores.
A medida que las autoridades intentaban liberar la vía, un segundo accidente complicó aún más la situación: otro tráiler impactó a un automóvil particular, manejado por una mujer militar, en las inmediaciones de Armería. Aunque no se reportaron heridos, el hecho agravó el colapso vial.
Poco después, un tercer siniestro se sumó a la jornada: un coche compacto se estrelló contra una camioneta que transportaba materiales metálicos, aumentando los retrasos y la confusión entre los automovilistas.
Si bien los tres accidentes no dejaron personas lesionadas, los daños materiales fueron considerables y el tránsito estuvo comprometido durante varias horas. La situación evidenció la falta de rutas alternas eficientes y la vulnerabilidad de la autopista ante eventos múltiples.
La autopista Colima-Manzanillo es una arteria clave para el transporte de mercancías hacia el puerto de Manzanillo. Estos eventos han reavivado el debate sobre la necesidad urgente de mejorar la infraestructura vial y fortalecer los protocolos de respuesta ante emergencias en esta zona estratégica.
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