Este fin de semana, el país desconectó sus últimos tres rectores activos; con eso, terminó la generación de energía en esa industria, luego de 62 años
Berlín.- A 62 años de la entrada en funcionamiento de la primera central nuclear comercial, Alemania cerró sus tres últimos reactores nucleares y culmina así el abandono de este tipo de energía, un viejo compromiso a veces incomprendido en un contexto de urgencia climática.
Con esto, la primera economía europea abrió un nuevo capítulo energético, de cara al desafío de prescindir de las energías fósiles al mismo tiempo que gestiona la crisis del gas desencadenada por la guerra en Ucrania.
Las centrales Neckarwestheim, Isar 2 y Emsland fueron desconectados de la red eléctrica.
“Los riesgos vinculados a la energía nuclear son definitivamente no manejables. El abandono de la energía nuclear hace que Alemania sea más segura”, dijo la ministra de Medio Ambiente, Steffi Lemke.
El gobierno alemán acordó un aplazamiento de varias semanas respecto a la fecha prevista inicialmente del 31 de diciembre, posteriormente la estableció para este fin de semana.
“Será un acto muy conmovedor para los colegas apagar la central por última vez”, aseguró Guido Knott, presidente de la empresa PreussenElektra que explota Isar 2, a pocas horas de su vencimiento.
Las centrales nucleares deberían haberse retirado de la red a finales del año pasado, según una decisión tomada por el gobierno de Angela Merkel, tras la catástrofe de los reactores de Fukushima. Sin embargo, debido a la crisis energética causada por la guerra de agresión de Rusia contra Ucrania, la coalición actual bajo el canciller socialdemócrata Olaf Scholz decidió el año pasado mantener los tres reactores en funcionamiento durante el invierno europeo.
Celebran y protestan
La organización ambientalista Greenpeace organizó ante la Puerta de Brandeburgo en Berlín una ceremonia en la que representó al átomo con los restos de un dinosaurio derrotado por el movimiento antinuclear.
“La energía nuclear ya es historia”, proclamó la asociación internacional.
En la misma plaza, protestaron algunas personas contra el cierre de las centrales.
La asociación Nuklearia había anunciado en un llamamiento que quería dar una señal positiva a la energía nuclear.
En Lingen, ciudad cercana a uno de los reactores que se cerraron, se concentraron opositores a la energía nuclear frente a la fábrica de combustibles ANF, que pertenece al grupo francés Framatome, para exigir también el cese de la producción.
Una empresa conjunta de Framatome y la corporación estatal rusa Rosatom planea producir en Lingen barras de combustible para las centrales nucleares de Europa del Este.
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